Detrás de cada progre siempre hay una historia oculta; normalmente
relacionada con el dinero. Parece que tras las buenas intenciones que
normalmente proclaman en sus actuaciones o intenciones, siempre hay un interés
más apegado a lo material; al de su bolsillo, claro está.
Acaba de fallecer una buena y famosa actriz. Y por supuesto, los medios de
comunicación no paran de repetir que esta señora se tuvo que exiliar a México,
porque no soportaba vivir en la dictadura franquista.
Sin embargo, sólo hay que acudir a los diarios de la época para identificar
otro motivo de lo que fue una huída en toda regla a México. La buena señora
se fugó con un capitán que administraba el pago de las nóminas del personal
militar y civil del Cuartel General, dejando a todas aquellas personas sin la
paga de un mes.
El dinero robado fue empleado por este señor en comprarle joyas a esta
actriz, y en vivir los dos a cuerpo de rey, mientras el bolsillo se lo permitió.
Pero como todo lo bueno se acaba, a él lo consiguieron traer a España a ser
juzgado, pero ella se quedó en México, lo cuál tampoco dice nada bueno de la
lealtad de la citada señora.
Esta no es una historia inventada, sino real como la vida misma, y si no
pongo el nombre de la difunta es para no hablar mal de una persona que acaba de
fallecer, pero sí para señalar una de las características principales de los
progres que nos rodean imponiendo sus criterios en tantos apartados de nuestras
vidas…
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